Este volumen sitúa en el centro del interés a la persona y la acción tanto del penitente como el confesor. El lado humano del sacramento de la reconciliación es el protagonista de este libro.
Ayudar a la persona que se acerca a recibir el sacramento de la reconciliación es el deseo de todo confesor; hace parte de su compromiso ministerial y es aquello que el penitente espera. Pero no se trata de un hecho fácil ni inmediato. Prisa, superficialidad, carencia de preparación, cierto tipo de resistencia, ya sea de parte del confesor o del penitente, obstaculizan la eficacia y la celebración del sacramento. Que expresión restituye la mayor parte de verdad y credibilidad de este sacramento? Que advertencia debe hacer el confesor para que haya ocasión de gracia y no de insatisfacción? Que debe hacerse en caso de inmadurez y falta de preparación?.
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