Se ha dicho con exactitud que, en líneas generales, un gran filósofo es el genio de una gran idea: Platón y el mundo de las ideas; Aristóteles y el concepto del Ser; Plotino y la concepción del Uno; Agustín y la "tercera navegación" sobre el leño de la cruz; Descartes y el "cogito", Leibniz y las mónadas, Kant y el trascendental...