La Liturgia de las Horas es la oración de la Iglesia que alabando a Dios e intercediendo por los hombres prolonga en la tierra la función de Cristo. Pertenece a todo el cuerpo de la Iglesia, no sólo a los sacerdotes y religiosos contemplativos, como se ha venido creyendo en los últimos siglos, sino a todos los bautizados.