Edición preparada por Francisco Cantera Burgos y Manuel Iglesias González.
Colaboradores: R. D. Barnett, G. Bravo, J. Caba, C. Carrete Parrondo, J. Collantes, N. Fernández Marcos, F. L. Moriarty, F. Pérez Castro, H. Reviv, F. X. Rodríguez Molero, A. Sáez Badillos y M. Weinfeld.
Merece destacar la cuidada anotación de crítica textual y las múltiples notas de carácter complementario: filológico, histórico, geográfico, exegético y teológico, que enriquecen esta edición, sobre todo en el Nuevo Testamento. Se ha puesto el mayor esfuerzo en la fidelidad a los textos originales, persiguiendo un rigor científico que ayude al lector a formarse juicio propio en los pasajes oscuros, tan frecuentes en los textos originales. En el aspecto formal destaca el orden con que se presentan los libros del Antiguo Testamento: se ha respetado la distribución estricta de la Biblia hebrea; siguen los libros deuterocanónicos que transmite la Septuaginta. Tal agrupación tiene en cuenta tanto la pauta de las biblias rabínicas tradicionales como los criterios de las más modernas versiones ecuménicas. El afán de literalidad, clave de interpretación correcta de los textos, ha movido a los traductores a presentar transliterados los topónimos y los nombres de personas. Este procedimiento, en los nombres divinos, pretende incorporar toda la riqueza que el texto hebreo ofrece para expresar la divinidad.