Rita quería ser religiosa, pero sus padres la casan con Pablo Mancini, esposo difícil para Rita, sino también en el pueblo, de tal manera que un día ya convertido al camino de Dios, fue asesinado por sus enemigos.
Rita logra de Dios el don de la conversión, tanto del marido como de los hijos. A través de sus oraciones y sus palabras sobre la vida eterna, logró que doblegaran su voluntad. Viuda, toca las puertas del convento de las Hermanas Agustinas, pero la respuesta fue no. Imposible. Pero como Rita es intercesora de las causas imposibles, logra ser admitida.